La podrida mediocridad
Que sale del corazón
De estos órganos de concreto
Y smog, de acero
Y negro carbón.
Ratas que corren a sus anchas
Por las avenidas rotas
Y las vidas destrozadas
Carcachas yendo y viniendo
Sobre polvosas arterias.
La ciudad es un animal
Una bestia viva y salvaje
Que te traga con sus feroces
Colmillos que te desgarra
A cada paso.
Cloacas lodosas, humedales
De plagas y depredación
De peste, de aguas negras
Y nubes de letal hedor.
Tú ahí, triste neurona
Que muere en la penumbra
De la ignorancia y la soledad
De esta triste, triste urbe, tan llena y
Tan lejos de la humanidad.